Y no es para menos.
En una semana, presumiblemente la delincuencia organizada ha tendido 8 emboscadas a las fuerzas federales –ejército y policía federal, principalmente-, en las que han muerto al menos una decena de uniformados.
Lo que le preocupa al gobierno federal, aunque no se dice en voz alta, es la forma en la que se tendieron las emboscadas que no son propias ya de 'simples' narcobloqueos, sino que obedecen más a una estrategia propia de guerrilla.
Cada vez que en los medios se habla de guerrilla o de narcoguerrilla, el gobierno federal se apresta a desmentir la especie, a pesar de que desde hace años existen indicios en poder de las unidades de inteligencia, que el narco, como pasó en Colombia, se ha aliado en algunos territorios con grupos ultra radicales.
Lo que está ocurriendo en Michoacán, la forma en la que están actuando las células de los 'Caballeros Templarios', a los que se atribuye sin chistar la paternidad de las 8 emboscadas, sugiere que el grupo se ha estado preparando para cambiar la estrategia de confrontación.
Y aunque las fuerzas federales han mitigado los efectos de la narcoviolencia en algunas zonas del estado, en otras es prácticamente imposible acabar con las células del grupo por la base social que durante años se dedicó a construir con base en esa filosofía pseudo religiosa y de asistencia social.Pero si los 'Caballeros Templarios' cambiaron su forma de presionar al gobierno, éste tendrá que cambiar también la estrategia para combatirlos pues está visto que los rondines dejaron de funcionar hace tiempo.
Ante la incapacidad –inexistencia casi-, de los tres Poderes locales, la responsabilidad de recuperar Michoacán para los michoacanos recae en la Federación.
Ese es el gran reto del que se habló ayer.
